A Tom Avery (Martín Sheen), un oftalmólogo viudo, le comunican que su hijo Daniel, con el que nunca ha tenido una buena relación, acaba de morir en los Pirineos. Tom, muy afectado, decide viajar a Francia y allí averigua que su hijo estaba haciendo el Camino de Santiago. En ese mismo momento, decide realizar la ruta en su honor.